MADRID BLUES

Madrid merece un blues por cada atardecer,
una mirada al horizonte plagado de obstáculos
que se convierten en aliados 
para hacernos observar el infinito 
más cercano. 
Menos inabarcable,
más posible. 
Reventando de luz las pupilas,
llenándolas de colores.
 Creando el espejismo de que 
ese espectáculo que presencias
pertenece a otras latitudes,
a otros lugares. 
Pero sabiendo bien que estás en este. 

Sólo aquí he visto una y otra vez 
estos cielos tan poderosos 
y soy buscadora de naranjas y rojos, 
de paletas al límite
de precipicios por los que se hunde el sol. 

Aquí no hay mar,
por eso sorprende tanto el espectáculo. 
Un romanticismo sagrado
que uno no asocia a esta ciudad
que a veces da tanto como quita.
Pero da, da, da...

En pocos sitios 
he visto caer la tarde
con la majestuosidad, 
la belleza, la rabia,
el fuego y la voluptuosidad
con que la he visto caer aquí 
tantas y tantas veces.

Sí, Madrid merece un blues 
por cada atardecer que nos regala
desde las azoteas
los balcones, 
las ventanas o las explanadas. 

Madrid merece un blues al atardecer
que acompañe tanta exuberancia.


Comentarios

  1. Se nota que eres poeta ¡Valla versión tan maravillosa que nos has dado de un Madrd! Yo alguna vez también lo he visto así.
    Besos
    André

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