VICTOR Y DOROTHY

                    

            

Me encontré estas piezas en un mercadillo de segunda mano. Todas llamaron mi atención. Desde ese carnet de conducir de tapas rojas que emitían a un tal James Victor en 1934, a una caja fuerte con llaves, una edición antigua de Julio Verne, una portada soñadora de "Viento del este viento del Oeste" y una imagen rotunda: La de una mujer de moño deshecho que mira algo a su derecha, pero la luz la mira solo a ella, que reverbera. Me pareció que todos estos objetos que de manera arbitraria iba encontrando y aislando con la mirada contaban una trama oculta secretamente conectada.  Cada uno de esos objetos me transmitía una energía poderosa. Sentí que había un hilo secreto, que los conectaba. Pongamos que Victor, que llevaba apenas unos meses emigrado a EEUU procedente de su Norfolk natal, acababa de llegar conduciendo su Morris a la finca de Dorothy en Filadelfia. Que el día amaneció gris, pero que la melena blanca y despeinada de ella acabaría ganando la partida a la luz. Que Victor llevaba escondido en el asiento de su coche “La vuelta al mundo en 80 días” de Julio Verne para intercambiarlo con Dorothy quien, hacendosa entre sus gallinas, guardaba a su vez bajo el mandil un ejemplar de “Viento del este, viento del oeste” de Pearl S. Buck que le había hecho viajar tanto como lo habían hecho Victor y los personajes de Julio Verne, pero sin moverse de casa. Que ambos al verse, intercambiaron sus tesoros sin mediar palabra, solo miradas. Porque así lo requería su necesidad de ser prácticos en un territorio extraño, el de una relación íntima en la que acababan de adentrarse a través de la literatura que ambos aún, estaban explorando. Y pongamos que, antes de que el sol se pusiera aquel día y antes de que Dorothy entrara en casa a encender la leña, la caja fuerte de la casa de Víctor en King’s Lynn, Inglaterra, estaba siendo profanada. Alguien que, sin duda no pertenece a esta historia, acababa de llevarse todos sus libros. Los que decidió guardar allí cuando se embarcó al nuevo mundo y con los que soñaba dar la bienvenida a Dorothy el día que viajara con él a conocer la vida urbana del este de Inglaterra. Victor el gentleman y Dorothy la campesina luminosa de Filadelfia, mujer como él de pocas palabras pero de profundos mundos en la mirada. 

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