AVES DE PASO
Hoy he vuelto a recorrer la orilla
muy temprano.
Mi mejor meditación del día.
También la mejor puesta a punto para comenzarlo.
El camino de hoy olía ya a septiembre.
La playa, que a esta hora del día suele estar vacía,
albergaba hoy un silencio más profundo.
En mi camino solo me he tropezado con tres personas.
Una de ellas esta mujer a la que he visto más de un día
mientras hacía este mismo recorrido.
Va tapada completamente. También su rostro.
Lleva unas gafas enormes que ocultan su mirada,
mascarilla en la boca, hiyab cubriéndole el pelo, camisa y pantalón largo.
En su mano lleva siempre una bolsa en la que lleva los zapatos.
Hoy me aproximé un poco a ella para vernos a las dos
reflejadas en la sombra que proyectábamos sobre la arena de la playa.
Ambas hacíamos lo mismo, las dos con los zapatos en la mano.
Una vestida, la otra casi no.
Las dos ausentes en sus pensamientos
como esas sombras que nos retrataban.
Aves de paso.
Pasos no tan estacionales que quedan,
huellas que se dibujan una y otra vez
sobre los pasos dados.
Que se borran también con ellos
creando la ilusión
de acercar el horizonte a las manos.
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