SOLEÁ
Vigía del alba
y del vuelo entrecortado de los pájaros,
espío la claridad abriéndose paso
y voy creciendo con ella.
Córdoba sola
como esa niña perdida
a la que soltaron de la mano.
Como calle vacía
sin mes de agosto.
Como estremecedora soleá
arpegiando en los dedos
de Vicente Amigo
a la guitarra.
Córdoba egregia,
más Góngora hoy
que Séneca.
¿Dónde viven ahora
tus tabernas?
¿Dónde se dirime
el paso, el peso
de los días?
Tus calles se cierran
asomadas a un río silente
que escancia atardeceres
empujando nubes
que van tirando de carros
que acaban sepultando
bueyes amarrados por las fauces
de un presente que devora.
Córdoba pequeña y sola,
sin la alegría que sobra,
con la duda que apremia.
Córdoba bonita
vacía y sola
con tu soleá
en la sombra.
Qué sentía esa soleá...
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