FLORES PISOTEADAS
Que la música nos constituye
es una obviedad.
Que nada la puede hacer enmudecer,
también.
El hecho de que no se cuide desde arriba
forma parte lamentablemente también
de las constantes
que la acompañan.
La música se hace a sí misma.
Sus batallas las gana conquistando.
Apoyar la música
es comprar música,
ahora y siempre,
pagar por escucharla,
ir a conciertos
y cuando no se tiene dinero,
buscarla también para disfrutarla
sin un céntimo.
La música
es más grande que nosotros.
pero nos necesita
tanto como nosotros a ella:
no ya para ser,
para vivir.
Los músicos siempre
seguirán componiendo
y tocando
salvo que tengan
que empezar a dedicar ese tiempo
a buscar otros medios para comer
porque con la música
y todo lo que este mundo mueve
(como con casi todas
las disciplinas artísticas)
no les alcanza.
Tengo muchos amigos músicos
y comparto su protesta
de estos días,
y también su rabia.
Tanta lucha ignorada.
Son días duros para todos
pero su llamada de atención
no puede pasarse por alto.
Imagina un día sin música.
Desde que te levantas
hasta que te vas a la cama.
¿Lo imaginas..?
Cuesta.
Detrás de cada composición
hay una cabeza que crea,
unas manos
y una voz que la interpreta,
unos técnicos de sonido
y unos espacios que nos la acercan.
No se puede asfixiar la música.
Hay que buscar salida
a la precaria situación
de quienes nos hacen felices,
y acompañan también
nuestras horas más bajas.
A quienes jalonan de emociones
y recuerdos nuestras vidas
permitiéndonos experimentarla
de la mejor manera.
Ojalá plantar flores
en lugar de pisotearlas.
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