NADA CONFORTABLE
Adoro:
El hablar pausado
de señoras capaces de sostener
una charla con apenas nada.
Gustosas conversaciones
sin otro afán
que desgranar
aspectos intrascendentes
de lo cotidiano.
Detectarlas en la lejanía
me apacigua y me relaja.
Me adentra en una nada
muy poco frecuentada.
Y me sorprendo pensando
que quizá también así,
como son ellas,
pueda ser también
la misma nada:
flotante, amable y confortable.
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