ONE ROOT, TWO BRANCHES


Cuando Pilar Bernal me contó lo que tenía en la cabeza, entendí que
buscaba apoyarse en todos los elementos gráficos que pudieran ayudarle a explicar
un tema tan complejo como el de la división histórica entre dos grandes ramas del Islam: suníes y chiíes. Hablamos largo rato del tema con unos cafés. Surgió la idea de crear piezas que subrayaran el tema de política internacional del que tratará en cada uno de sus vídeos para #Planetaconfuso en Nius Diario. Nada me puede gustar más que un reto creativo. Aquí se trataba de encontrar los medios para dar forma visual a algo tan enredado como un conflicto político y social histórico. Hablamos de símbolos, salió la mano de Fátima y visualizándola me vino a la mente cómo iba a ser la pieza para este trabajo. Unos pendientes (una pareja, dos ramas...) en uno la cuerda rota de la que todas las manos tiran en dos direcciones opuestas hasta acabar rompiéndola, en el otro la evocación moderna de esa mano atravesada por una grieta insalvable dividiendo la palma en dos, inscrita en un círculo ya inevitablemente abierto por esa herida.
Traer lo grande a lo pequeño, crear simplificando sin caer en lo frívolo. Contar las cosas de un modo directo, buscando la comprensión del mensaje, sin la artillería de palabras huecas ni la brevedad de las mentes de pez que propicia este tiempo fugaz, en el que nada de lo que leemos parece quedarse ni un segundo más de lo que tarda en desaparecer el texto de nuestras pantallas. Traspasar la barrera de la incomunicación comunicando con todo aquello que tenemos. Y contar, contar historias, que es lo que al fin y al cabo lo que el ser humano lleva haciendo desde el principio de la Historia. Si algo me considero al final de todo, es eso, una contadora visual de la poética de las cosas, ya sea a través de la palabra, la imagen o el objeto.

Por todo eso, hacer estas piezas tan especiales y simbólicas por lo que encierran, es motor y motivo en la tarea diaria sobre cómo nos cuestionamos la vida.

Gracias Pilar por tirarme esta carta, por sumarme a la partida para subrayar con mis manos tu sabio y certero relato, por permitirme mostrar que se puede contar una historia con cualquier medio al alcance de nuestra mano. Y que, a menudo incluso, nuestra deber es contarlas para ayudar a comprendernos y para entender el mundo en el que vivimos. Eso que tú haces tan bien, y que yo he tratado de apoyar aquí con unos pendientes que se hacen medio, soporte y acento. 


                                           

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