TODO ESTÁ CONECTADO
Lo inesperado
Tras una cortina
Que se adentra en lo desconocido
La impagable sensación
de transitar lo no trillado
que se abre ante tus ojos
con todo su universo en potencia.
Ayer entré, sin saber a qué entraba,
en esta exposición del Thyssen,
y tuve la sensación de Alicia
introduciéndome por una ranura
en un mundo paralelo.
Un regalo.
Es una instalación
que actúa como una presencia
envolvente cargada de misterio.
En la que la luz atrapa tanto
como la oscuridad
y el sonido que te va guiando.
La artista Dominique González-Foerster,
recrea a través de un holograma
una actuación de María Callas en la que
ella misma emerge de la oscuridad
caracterizada como la cantante.
Siguiendo el camino de
haces de luz sobre el suelo
accedo al universo
de Tomás Saraceno,
un artista que estudia las complejas
estructuras arquitectónicas
que forman las arañas.
Él amplifica sus vibraciones,
convirtiéndolas en notas audibles
que nuestro oído registra,
creando conexiones sensoriales
que nos hacen de repente conscientes
de todos aquellos sonidos que no percibimos,
pero nos rodean.
La reflexión después de la comisaria
de la exposición, Stefanie Hessler
sobre la similitud entre las telarañas
y las figuras matemáticas de la música
completa la experiencia:
"Ambas están repletas de sensualidad: la sedosa elasticidad
de la tela de araña que responde a su entorno
por medio de vibraciones
y la voz del cantante que hace vibrar
el cuerpo de quien escucha."
Salgo de allí con nuevas conexiones
en mi cabeza ahora felizmente ocupada
de nuevas distintas maneras.
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