MATERIALIZAR LO ABSTRACTO
David Jiménez compone cada imagen
y la pone a conversar después con otra al lado.
Herencia del fotolibro, uno de los formatos que más ha trabajado,
y pasión también por lo no dicho,
articulándolo.
Sus imágenes son capaces de generar universos
a través de una grieta que él convierte en otra cosa...
Tiene la cualidad de materializar lo abstracto
Dándole forma
Disparando la cabeza
Haciéndonos volar al contemplar la huella
que deja cada uno de sus claroscuros
en comunión perfecta.
Hoy hemos estado con él
Y no me ha bastado ver su exposición una vez
Sus imágenes me llaman una y otra vez
Me susurran al oído
Me carician el alma
y me subyugan.
Salir del sol para adentrarse
en la oscuridad más absoluta
al traspasar la puerta de esta sala,
es siempre una aventura
con recompensa.
Esta vez la experiencia
parece más de allá que de acá.
Porque las imágenes de David
directamente hacen levitar.
En un ambiente casi catedralicio,
la sala abre sus tripas a un hálito de esencia.
Pura esencia apuntada en cada imagen
que interpela directamente al alma,
dejando todas las puertas abiertas.
El trabajo de David Jiménez no apela
ni a la conciencia ni a la vida ni a la muerte.
Invoca lo sublime,
donde quiera que esto se encuentre.
Y uno viaja hasta allí guiado
por la poética de su mirada,
impecable y ambigua,
capaz de generar espacios
de conexión con el que observa.
De abrirnos a la experiencia total,
de hacernos viajar por su propuesta
entregándonos.
Su buen hacer permite
que las sensaciones se disparen.
Y que nos lleve flotando de un piso a otro de la sala
recorriendo en ritmo ascendente
lo que se dirían casi los estratos de su mente,
las capas que él ha ido sedimentando
en estos 25 años de trabajo
que recoge la muestra.
Un tiempo que culmina bajo la cúpula,
cuando uno se deja caer en los sofás de la sala
entregándose al audiovisual
que articula la exposición,
en el que se aprecian sus procesos creativos.
Esa manera limpia y monástica
en la que parece ir ordenando las imágenes
que de manera continuada va tomando
y que, en algún momento,
le hablan.
Para acabar generando
el cuerpo de una obra
inasible y sutil
que surge incontestable
abriéndose camino
a través de las fisuras y las grietas.
Las entrevistas con David Jiménez,
el comisario de la exposición: Alejandro Castellote y
la coleccionista de su obra Paz Soler, pronto en
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