COLOR, SABOR


La calle bulle, Chinatown se sienta a la mesa.
Colas para entrar a comer curry, noodles, baos y dumplings. Las tendencias colapsan las aceras mientras la marea humana avanza entre tiendas de ropa, “dirty ice creams” y block colors pantoneando las fachadas. Tras la ventana de un restaurante en chaflán emerge el rostro absorto de una mujer ausente. Uno tras otro envuelve saquitos de dim sum con destreza. Su concentración es un ejercicio involuntario de fuga. Observarla desde la calle sin que ella lo presienta es pulsar de golpe un secreto botón de espera. Es aprehender el tiempo; crear momentum antes de regresar al plano general y  volver a dar al play de nuevo. Londres nunca está quieto. 

Comentarios

ENTRADAS MÁS VISITADAS