MUJERES HIPERBÓLICAS
Tres mujeres
Dos mujeres y un hombre
La Modernidad
Vasos comunicantes
Su propia imagen, tan sugerente como sus cuadros
La moda, una época
Ella
Sombreros y tocados
Muebles y esculturas
Women power
Descubrí la obra de Tamara de Lempicka
cuando empezaba a estudiar la carrera,
Greta Garbo fue la puerta.
Una mujer que me fascinaba tanto
como al descubrirla me fascinó ella.
Me compré libros para empaparme
de quién era, qué hizo
y cómo una mujer así,
tan suya, tan ella,
pudo abrirse camino
en tiempos en los que el patriarcado
no era un tema sino
simple y llanamente, un sistema.
En él seguimos,
tantos años después
tratando de abrir puertas.
En momentos así
esta exposición extensa
sobre su obra parece verse
bajo otra luz.
La lectura de los tiempos.
Tamara de Lempicka,
a través de su obra y su vida
marcó el camino del progreso
en aquellos años 20
en los que la Modernidad
irrumpía con fuerza.
Y la Modernidad era ella.
Sus cuadros tan llenos de voluptuosidad,
colores saturados y compactos
como sus mujeres,
hiperbólicas y rotundas.
Empoderadas de sí mismas,
de sus sexo, de su carne y de su eros.
Mujeres seguras y modernas
de piel lisa y perfecta
en la que los volúmenes
se disparan y proyectan
a los ojos de quien,
convertido involuntariamente
en voyeur,
observa.
Ver a Tamara de Lempicka
en el Palacio de Gaviria
es un plus añadido.
Es ver a la artista arropada
por un contexto
de salas que rezuman
historias burguesas
entre vestidos y tocados
de aquella maravillosos años.
Los locos años 20.
Con sus luces y sus sombras,
sus excesos y sus aciertos.
Con mujeres como
Tamara de Lempicka
o Greta Garbo,
personalidades tan potentes
como para hacer sombra
a su ya de por sí
grandísima obra.
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