JUAN HIDALGO: COLOR A LA OSCURIDAD

Que "uno de los nuestros"
conociera a John Cage 
y su manera conceptual de entender la música
le revolucionara la suya propia, que ya andaba en rebeldía. 

Que decidiera hacer arte de un modo primario y vital
sin dejar intervenir la mente más de lo necesario. 

Que co-creara un grupo artístico de nombre Zaj 
que no significaba nada, pero irrumpió
como una transgresión indescifrable
en la contenida escena artística 
española de los años 70. 

Que fuera investido a su vejez 
con el Premio Nacional de Artes Plásticas
y que la muerte llegara a visitarle unos meses 
antes de que el Ministerio de Cultura
tuviera tiempo de inaugurar esta exposición
que pretende conmemorar su trayectoria.

Cosas así necesariamente definen a personas 
que trascienden el terreno acotado de las etiquetas.
 Personas que, 
a cualquier intento de delimitación, escapan.  

Así es, era, el artista canario Juan Hidalgo.
"Mi padre es John Cage, 
aunque me llame Hidalgo;
Marcel Duchamp, mi abuelo, 
aunque no se llame Cage;
el amigo de la familia, Erik Satie, 
y el amigo de los amigos, 
Buenaventura Durruti"

Yo desde luego, con alguien así, 
me sentaría a compartir un rato. 

Lamentablemente, él ya no está.

Pero hoy estuve en el montaje 
de esta exposición con la que él mismo anduvo 
colaborando hasta que le sorprendió la muerte, 
siempre tan fuera de agenda.


se inaugura este jueves 
en Tabacalera de Madrid,
y aquí ando, preparando contenidos 
para quienes vayáis a visitarla
y queráis indagar algo más sobre
su vida y su obra. 

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