LA MAGIA DE LAS COSAS
Un hombre estiloso llega a la cita
acompañado de un perro inseparable
que condiciona felizmente el espacio.
El encuentro tiene lugar en la terraza de un bar.
El perro se sienta entre las dos personas
y asiste a la conversación tranquilo y a sus cosas.
Termina el encuentro y las dos personas se levantan.
El dueño del perro le calma la sed antes de marchar
ofreciéndole una bolsa llena de agua fresca
que llevaba guardada y acaba de llenar.
El perro le agradece con fruición el gesto,
aunque tampoco especialmente;
se ve que está acostumbrado
a que lo tengan muy presente.
Al terminar el ritual todos se marchan.
Mientras me alejo,
percibo a ese perro y a su dueño
como un intenso ente de afecto entre iguales:
dos colegas que comparten vida
y se conocen bien
caminando uno junto al otro
rodeados por un halo luminoso.
En ese encuentro,
el dueño de ese perro
me encargó un broche
para llevar prendido en su chaqueta.
Me dio completa libertad para crearlo.
No quiso proponer ideas sobre el qué ni el cómo.
Sólo quería dejar que la magia fluyera
para sorprenderse después con el resultado.
Para mí esa libertad,
(que agradezco TANTO por la confianza
que implica hacia mi trabajo)
aún siendo tan deseada y tan ancha,
ya estaba cautiva de aquella estampa.
Su perro, su colega inseparable,
sería el leit motiv de su pieza.
Y bueno, este es el resultado.
Piezas únicas.
A tu medida
Sólo para ti.
masqmay@gmail.com
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