SIN SABER POR QUÉ


Percibes que en ese momento 
algo minímo está pasando ante tus ojos.

Te basta ese señal difusa 
para sacarte de tus solitarios pasos,
levantar la vista al frente, 
y mirar hacia el lugar 
de dónde te llegan esas señales de "algo".

Sin descifrar cómo son,
ni mucho menos por qué te llaman. 
Identificando simplemente que están ahí, 
agazapadas, atrapando tu atención ensimismada. 
Es tan sólo así como, de repente, en mitad de la calle 
(que caminas a paso raudo porque llegas tarde) 
te detienes en seco,
metes la mano en el bolso, 
sacas la cámara 
y miras hacia esa imagen 
que tu mente ya ha visto,
pero no tus ojos.
Y, con fe ciega, 
disparas. 

No concedes ni un segundo de reflexión al momento,
embebida como estás en otros pensamientos,
simplemente haces la foto,
y, enseguida, sigues caminando.

Mientras, la imagen va creciendo ya  
en la pantalla de tu cabeza
emitiendo datos:

Los colores, la tipografía, 
los rincones en sombra
el paso apresurado de la gente,
la luz envolvente, 
la atmósfera,
te inundan la mente mientras 
al edificio le estás dando ya la espalda.

Reanudas el ágil ritmo 
que traías caminando 
hasta el momento 
en que esa imprecisa imagen
saltó sobre tu atención 
interponiéndose 
entre tu mente y tus pasos. 

Y sacaste la cámara...
y disparaste sin pensar...
presintiendo que allí 
había algo codificado.

Hoy te sientas con ganas 
de poner en palabras 
tan pequeña cosa.

Apenas nada. 

Ni siquiera se cuenta entre tus fotos favoritas,
y sin embargo la publicas,
y hasta le pones su pie de foto:

Cálida noche de primavera en otoño. 

(Cosas que pasan cuando una camina ensimismada...) 

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