REDENCIÓN

Sales a la calle al alba.

No puedes dormir. 

Caminas y caminas 
haciendo círculos. 

Te cruzas noctámbulos 
de vuelta de una intensa
noche de juerga.

De las cajas de cartón, 
que hay a la entrada 
de las oficinas bancarias,
asoman ya las greñas 
de personas sin hogar
desayunando su primer cigarro
con la mirada bien fija 
en el asfalto.

El suelo sucio.
Tus sandalias alerta.
Esquivas papeles, bolsas, latas,
 y enseres.

La luz se empieza a filtrar
entre las ramas de los árboles, 
robando la última clorofila 
que humedece el aire.

 Caminas sin rumbo.

Y con el sol ya en alto,
encuentras este remanso. 

El desvelo,
valió para algo...


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